Es extraño, como rememorando bellos recuerdos del pasado te encuentras con la cantidad de veces que has tenido o que has depositado tu fe en algo o en alguien.
Amar es algo que en muchos casos representa no solo un acto de fe, sino un salto a ciegas, ya que lo que conoces es poco, lo que ves es limitado y lo que arriesgas es mucho.
Sin embargo, muchas veces, a pesar de lo mucho que luches, de lo mucho que reces que algo salga bien, te encuentras que la fe que depositaste fue una fe inútil, una fe vana, una fe que sirvió solo para avivar tus escasas ilusiones de algo.
Hoy yo me encuentro, con que deposíto o deposité mi último rescoldo de fe.
Si, mi último rescoldo de fe en uno o varios de los dioses en los que creo o puedo llegar a creer, ya fue depositado.
Fue depositado en una persona que apareció como aparecen los fantasmas: De la nada.
Apareció sin muchas infulas, sin mayores intenciones y con poco espectro temporal.
Pero esa persona resultó ser quien no esperaba, pero realmente necesitaba, es una persona sin la que no se donde estaría ahorita. Su apoyo, su firmeza, su decación, su amor y su incondicionalidad me han hecho plantearme la más temida de las preguntas: Que sería de mi vida sin él.? Puede parecer raro considerar esa pregunta cuando todo marcha tan bien... Pero en mi mundo, eso significa que ya cree y establecí un lazo con esa persona.
Lo amo, su fragilidad oculta tras tanta inexpresividad lo convierten en todo un proyecto de vida.
Mi última oportunidad de creer esta depositada en él. Mi happy ending, mi final feliz y en lineas generales mis últimos vestigios de inocencia están con el.
Mi último rescoldo de fe es de apellido Wombat.