miércoles, 19 de septiembre de 2012

Un Simple Recital: Salvavidas Humanos

-Llega la noche... Y a la luz de estrellas y una luna surge este teatro... Teatro donde se presenta una vida (Tristemente la mía) Hoy: SOS

Esta noche tan maldita como muchas otras, vuelve a dejarme el mismo sabor en la boca: Arrepentimiento, tristeza leve, y un toque muy leve de Té Negro.

No se como actuar.
Nunca se exactamente la línea de acción exacta que tomar a la hora de un evento. 
Simplemente tomo la primera que me venga a la mente y rezo porque sea la correcta.
Craso error. 
Mi línea de acción esta errada el 70% de las veces.

Y eso no es lo peor.
Lo peor viene cuando actúo por instinto.
O
Mejor dicho.
Cuando dejo que mi instinto controle mis emociones.
Y que luego ambos en conjunto guíen mi obrar.

Viene la catástrofe.

Parezco un maldito Huracán.
Todo lo arraso y lo destruyo.
Y lo peor es que entre esas cosas que destruyo se encuentran muchas veces momentos o personas importantes para mí.



Me odio.

Los seres humanos, deberían de tener en sus bolsillos, teléfonos o donde sea, un salvavidas.
Pero no cualquier salvavidas, un salvavidas para salvarte cuando estas a la deriva en tu océano emocional.
O para salvarte cuando tus acciones no son las correctas. 
La idea no es evitarte el afrontar las consecuencias de lo que haces.
La idea es no quedar tan mal y destruido después de las cosas que haces. 
Para así poder afrontar las consecuencias de tus actos con un poco más de salud en tu HealthMeter.

Así también podrías tú salvar a las personas cuando actúan y salen perdiendo.
O cuando están muy a la deriva y están prontas a perderse en un océano emocional.
Podríamos lograr tanto si tan solo existiera.

Pero tristemente no existe.
Y me toca tratar de recoger con mis manos, pequeños trozos de acciones y palabras. Diminutos y extremadamente filosos. Al final nunca logro recogerlos en su totalidad, de hecho, casi siempre logro recoger muy pocos. Y eso cuando tengo suerte, porque cuando los dioses no me sonríen, no logro recoger ninguno.

Entonces termino con las manos rotas, los ojos vidriosos, y mucho dolor de cabeza.

Soy un idiota.
Un grandisimo, grandisimo idiota que actúa sin saber porqué y termina sintiéndose mal por las cosas que a veces hace.

¿No es cómico?

No se si lo es o no.
Pero maldita sea: Soy humano.
Y me equivoco.
Y tristemente, me equivoco mas de lo que acierto.
O una equivocación mía cuenta como por 100 de mis aciertos.
No se como verlo.

Solo se que culminando esta maldita noche.
Quedo como tantas otras con el mismo toque en mi boca: Levemente triste, con un halo irregular de rabia, dolor de cabeza y un leve sabor a té negro que no termina de decidirse si ser dulce o ácido.

Me resta decir solo una cosa: 
Malditas sean mis emociones.
...
...
...
...
...
...
...
...
...

Como quisiera que existieran los salvavidas humanos.

Más ahorita que me hallo tan a la deriva emocional.